Todos los seres vivos deben
disponer de una cantidad de alimentos que les permita realizar sus funciones
vitales. Los alimentos proporcionan materia y energía, como ya se sabe, la fotosíntesis
es imprescindible para mantener la vida sobre la tierra y los seres heterótrofos
dependemos de la producción de alimentos que realizan los autótrofos.
Teniendo en cuenta el tipo de nutrición
y la función que los organismos desempeñan en los ecosistemas, podemos clasificaros en tres grandes grupos, llamados niveles tróficos: productores, consumidores, y
des componedores.
En un ecosistema, las relaciones
no son tan simples, ya que un mismo organismo puede ser comido por varios y, a
su vez alimentarse también de muchos otros, la representación básica de este
proceso es un esquema en forma de red, con muchas conexiones alimenticias
diferentes, que se denomina red trófica.
Las pirámides ecológicas representan
gráficamente la estructura trófica de un ecosistema, mediante rectángulos horizontales
superpuestos que nos informan de las transferencias de energía de una comunidad
hasta llegar al último nivel trófico.
En el funcionamiento de los
ecosistemas no ocurre desperdicio alguno, todos los organismos, muertos o
vivos, son fuente potencial de alimento para otros seres.